domingo, 30 de septiembre de 2012

Unas diez veces de ti







Me acuerdo unas diez veces al día de ti.

La primera, antes de despertar
y antes de acordarme que me acuerdo de ti,
entre sueños no sé qué recuerdo
pero creo que me acuerdo
de ti.

La segunda vez al desayunar
sin hablar de la ducha
una lluvia seca entre algodones
por no estar cerca de ti.

Por no estar cerca,
hundo el pan en la yema
huevo frito terrenal, pan tierno,
y no recuerdo que no estas aquí.

La tercera al caminar,
la gente se apresta, persiguen su prisa,
van al trabajo,
olvidan que no viven
y yo que estoy lejos de ti.

Me acuerdo también en mi pantalla
porque dentro estás tu a veces
en imagen hecha de electricidad
vale más que mil abrazos,
esos imposibles,
luego se cierra y desapareces.

La quinta al fumar, cuando respiro
hacia adentro y recuerdo ese momento
en que la mirada se funde con el día
y aparecen vivas las tropelías
que no hicimos más que en el recuerdo.

Me acuerdo de ti al sonreir
en el alero de cualquier sonrisa
que no puede superar
la risa espontánea y abierta
esa que no puede frenar
la risa que nace sin hablar al vernos.

Siete, cuando sueño despierto,
cuando las cosas van bien,
cuando me halagan,
cuando todo reluce como lentejuelas doradas,
me acuerdo de ti porque despierto y no estoy contigo
y me pongo triste por no poder compartir.

En octavo lugar, me acuerdo también de ti
en los momentos tristes,
los tuyos no los míos, esos que escondes tan bien
en unos ojos alegres, colmados de ríos
y en frases tan extremas
que los demás no se dan cuenta
que gritas al vacío.

Me acuerdo de ti a las nueve,
al caer el día de recuerdos,
un crepúsculo entre cerveza o vino,
una anécdota fugaz, un niño,
una memoria que se agranda
al llegar a la esquina
y se pierde al adiós de un amigo.

Y diez, me acuerdo igual
en otros diez momentos más
que ahora no puedo recordar
porque son muchos los minutos
cuando el corazón salta
al pensar que no tiene sentido
otro segundo sin tu abrigo.

Esperando esa espera imposible,
amontonando recuerdos,
tiempo infinito que aguarda
en silencio decidido,
pena eterna de ausencia,
cada instante del día,
anegando el olvido,
me acuerdo de ti.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Lila en el cielo






Lila en el cielo,
malva entrañas,
finos reflejos
agitan el alma.

Corazon, danza!
noche propicia,
peces saltan,
brilla tu sonrisa.

Amores sin colores
en la noche entregada
vidas abiertas,
corazón naranja.

Hablar, sin fin dialogar,
quimera perfecta,
discutir, divagar,
contar las estrellas.

El agua de la vida
se escapa entre los años
y la noche estira
paraísos extraños.

Alegría profunda
es nuestro regalo,
primavera en otoño,
mariposa y abrazo.

Y otra vez flota,
vuelta del naufragio,
en el espacio sin nombre,
tranquila,
sincera,
esa sospecha infinita
que acompaña la felicidad.

sábado, 15 de septiembre de 2012

Y la vida sigue












Y la vida sigue
el planeta tierra rodará
la hierba crecerá
y los restos del naufragio
serán batidos con saña por el mar.

Aquel barco que subía al viento
contra la tosquedad,
tensa la botavara,
de amor fuertes las jarcias
quedará convertido en arena,
un día igual que otro
y nada más.

Y la vida sigue
arrojarás la llave
de tu prisión al viento,
lanzaré mi luz
por valles oscuros,
el día parecerá cierto,
los ojos ardientes
y el sol no saldrá.

Y la vida sigue,
ya no hay tristeza,
se fue con la esperanza,
el semáforo cambia,
el calendario no se detiene,
los años pesan
y vacían el alma.

Ilusiones del ayer
el tiempo pasa con su lanza,
ruidos en el recuerdo,
haremos cuanto piden,
vieja la piel,
estaremos muertos,
y la vida sigue.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Tela de agujeros
















Entre burbujas te he soñado
vapor de agua de caramelo
palabras tiernas en los ojos
piel canela entre agujeros.

El verano, prendado de tu boca,
septiembre, ese ungüento detenido,
ardor de ayer, verde en tu pelo
y en tu falda aire de mirtilo.

Mi vida se va con la foto borrada
y vuela por esos lunares huecos,
ventanas de corazas y mordazas
por donde transita un amor sincero.

Aún palpita el blanco ibicenco,
aquel blanco suave al despertar
en un mundo nuestro que ya no existe:
¿piensas que esa mañana volverá?

Te miro y veo agua
el deseo de tocar la lluvia quema,
conocer la nieve derretida de tus labios
es la condena.